La importancia de la narración oral y la cultura Ubuntu. Entrevista a Boniface Ofogo
La cultura de la palabra en boca de Boniface Ofogo
Boniface Ofogo Nkama nació en la pequeña aldea de Omassa, centro de Camerún, donde creció con cuentos narrados por su familia y ancianos de su comunidad. En los pueblos, debajo de la copa del árbol de la palabra, se cuentan historias para todos los públicos que no diferencia entre niños, jóvenes o adultos. Las mismas historias se repiten debajo de la copa del árbol sin importar la edad porque “los cuentos no tienen edad” me comenta Boni. Afincado en España desde 1988, doctor en Filología Hispánica y con formación en migraciones y mediación intercultural, se dedica desde 1994 a la narración oral y a la formación sobre oralidad en el continente africano, americano y en Universidades de España y Francia. Habitual de los Festivales de narración oral más importantes de nuestro país, Boni es colaborador del Festival de narración oral de Somiedo organizado por la Asociación Matumaini y que en la edición del próximo año se dedicará a la narración oral africana. Durante tres días, Boni visitó diferentes lugares de la Comarca compartiendo cuentos y departiendo sobre la importancia de la oralidad en las culturas africanas.
Acaba de publicar en la editorial Kalandraka y con ilustraciones de Rebeca Luciani el cuento A paso de tortuga. Junto a El León Madinga, otro de los cuentos publicados en la citada editorial y otras fábulas africanas, hizo las delicias de mayores y pequeños en Oviedo, Las Regueras y Proaza. En Somiedo participamos de una formación organizada por la Escuela rural Flórez-Estrada bajo el título “Nuevas narrativas africanas: la narración oral y el cine”. Compartir viaje y espacio formativo con Boni es un aprendizaje continuo que invita a la reflexión sobre nuestra tradición oral, la preservación de los relatos, los cuentos y el papel de las personas mayores en la transmisión oral.
¿En el continente africano existe una preeminencia de la palabra oral sobre lo escrito?
El árbol de la palabra existe en muchos lugares africanos. Es aquel bajo el que se sientan las personas, no sólo a contar historias, si no a resolver los conflictos de la comunidad. La cultura de la palabra va más allá de la tradición oral. Es la preminencia de lo oral frente a lo escrito. Es una filosofía de vida, forma parte de la esencia misma de los pueblos. Lo oral no es algo inferior a la escritura y, sin embargo, ha habido lingüistas y filósofos que han dicho que los pueblos primitivos acogen la oralidad por su carácter poco desarrollado y la abandonan cuando llega la escritura como signo de desarrollo, pero no es cierto. La cultura de la palabra sigue muy viva en el continente africano.
¿Qué importancia tienen los proverbios en las culturas africanas?
“Si no sabes a dónde vas, pregúntate de dónde viniste, así encontrarás tu camino” es una invitación a pensar en nuestro pasado, a echar una mirada al retrovisor porque el ser humano, no cae del cielo, tiene unos orígenes. “Si aún no cruzaste el río, no te rías de quien se está ahogando” o “Si tu vecino tiene más pelo que tú, no le tengas envidia, porque si tiene más pelo, seguramente tendrá más piojos”, es decir, es posible que tenga más problemas que tú.
En las culturas de los pueblos bantú, cuando vas a consultar algún problema o decisión importante a un anciano en la comunidad, primero te cuenta dos o tres proverbios y luego te responde a tu problema. A menudo la respuesta es a través de un cuento que encierra lecciones muy profundas, y guarda la respuesta que ibas buscando.
Y es que, los cuentos africanos rompen con muchos de los temas tabús de los cuentos occidentales, como la muerte o la sexualidad, que abordan con mucha naturalidad y normalidad. Otros temas como la solidaridad y el apoyo mutuo forman parte habitual de las narrativas africanas, tal y como muestra “El león Kandinga”, cuento del propio Boni en el que Kandinga muere, por su propio egoísmo e individualismo, por la picadura de la Mamba negra, la serpiente más mortífera del continente. Y el cuento termina con mensaje, “por eso en África se dice: si tienes mucho, es bueno compartir con los que no tienen nada; si no lo haces, te arriesgas a tener el mismo final que el león Kandinga”.
En Europa conocemos cuentos africanos como aquel que explica por qué los elefantes tienen trompa o el que cuenta por qué la cebra tiene el cuerpo pintado de rayas. ¿Cuál es su origen?
En África tenemos un mito para cada cosa: porqué hay tantas estrellas, porqué la mano da de comer a la boca, porqué la jirafa tiene el cuello tan largo, etcétera y todo forma parte de nuestra cosmogonía como pueblos africanos y que los europeos intentaron arrancarnos para imponer la suya. Y es que, difícilmente encontrarás a un africano que no crea, aunque no sea una religión concreta si no la suya propia. El africano es muy espiritual, otra cosa es que tengan fe o no, pero la oralidad y la espiritualidad están muy unidas. La oralidad se manifiesta en los ritos y las ceremonias. Son muy importantes porque unen a los grupos. Éstos se sienten más unidos, más sólidos porque tenemos una concepción muy comunitaria de la vida.
En estos años he conocido varios colegios que trabajan, bajo el lema Ubuntu, metodologías de aprendizaje cooperativo. ¿Es de origen bantú?
En la cultura bantú tenemos muy presente el lema Ubuntu: soy porque somos, en el que el individuo se subordina al grupo y donde la libertad individual está mal vista. Todo se comparte. Hay un deber de solidaridad de unos frente a otros. Esto es bueno y es malo, pero nunca estarás solo frente a ningún problema. Y es que la palabra cumple una función sanadora, es terapéutica. En nuestras culturas no tenemos problemas individuales, todos son compartidos. El problema de uno, afecta a los demás, no hay temas tabús, se socializan. Se habla de todo y cualquier problema supuestamente individual lo es también de la comunidad. Y es que, en nuestra cultura bantú, para educar a un niño hace falta toda la tribu.
La oralidad va más allá de los cuentos, afecta a todas las situaciones de la vida diaria. La palabra oral es sagrada en las culturas africanas y en las culturas primarias. Los contratos y acuerdos pueden ser verbales, incluso los testamentos, como hizo mi padre. Él no escribió testamento, se lo dejó dicho a su tío que lo transmitió a la comunidad durante la celebración de su entierro. El valor de la palabra es total, porque no concebimos que una persona de tradición oral pueda mentir. Es el valor absoluto de la palabra oral. Durante el funeral de mi padre todo el mundo aceptó el testamento oral transmitido por mi padre a mi tío.
Y en las culturas africanas, ¿cuál el papel de los ancianos y ancianas?
El papel de las personas mayores en nuestras culturas es esencial. Cuando un anciano muere, toda una biblioteca arde en palabras de Amadou Hampaté Ba. Las sociedades tradicionales africanas se articulan en torno a las personas mayores. Ellas son el soporte que asegura la conservación y la transmisión de la memoria colectiva. Son verdaderas bibliotecas humanas. Son las que transmite los conocimientos medicinales, los mitos, las leyendas e, incluso, los orígenes y la Historia de la tribu.
¿Y el árbol de la palabra?
Es un árbol físico y sagrado, plantado y cuidado por toda la comunidad. Es una especie de parlamento primigenio. A menudo es un baobab. No sólo da sombra, sino que cobija e inmortaliza la palabra. El simbolismo e importancia del baobab es increíble, toda una metáfora del árbol como pervivencia de la memoria colectiva.
Conversamos sobre las formas de preservar la palabra dicha, el papel de los Consejos de ancianos, el árbol de la palabra, los griots. ¿Quiénes son realmente los griots?
Los griot son los guardianes y transmisores de la palabra en muchas culturas del África occidental. El griot es un mago de la palabra, una biblioteca humana, un poeta popular, es un oficio hereditario. No se puede ser griot si no has nacido de familia de griot. Es patrimonio de todos, sirve a la comunidad y se debe a la comunidad.
¿Y el Consejo de ancianos?
El consejo de ancianos está formado por las personas sabias y notables de la comunidad. Tiene método asambleario y las decisiones se toman por consenso. Es de carácter mixto, es decir, formado por hombres y mujeres que dirime y se pronuncia sobre cuestiones de interés general y de importancia para la comunidad. Nada ocurre por nada. Siempre hay una explicación. Es tal su importancia, que el ejemplo del consejo de ancianos africanos se ha puesto en marcha en el campo de la política y la diplomacia internacional.
Y los cuentos, los relatos, esas formas de dirimir los asuntos personales y comunitarios, ¿se dan también en las diásporas africanas?
Todo lo comentado sobre África traspasó, hace tiempo, las propias fronteras africanas. Las comunidades de afrodescendientes por el mundo han adoptado estas dinámicas de transmisión oral que se estructuran en torno a las personas mayores. Hay, por ejemplo, un pedazo de África en Colombia, en la comunidad de San Basilio de Palenque, a 50 km de Cartagena de Indias que está formado por descendientes de esclavos africanos y que mantiene vivo el sentido de la oralidad.
Al despedirnos pienso en la oralidad, la casa de la palabra, los griots, los ancianos y ancianas, que resuenan en mi cabeza con fuerza. Discierno sobre los modos en que vivimos lo comunitario y hasta qué punto el individualismo prevalece sobre el bien común. Dudo de que en nuestras comunidades rurales y no rurales hagamos lo posible por preservar sestaferias y filandones, a modo de árboles de la palabra. Me resigno al pensar si las tecnologías, los nuevos ídolos de nuestra sociedad de consumo, han penetrado tanto como para limitar encuentros y escucha a nuestros mayores sin reloj ni móvil de por medio. Dudo de que hagamos lo posible por mantener viva nuestra tradición oral más allá de museos y otros lugares de culto a la cultura encapsulada. Presiento, al fin, que la tradición oral también está en peligro de extinción.
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